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Foto del escritorAndres Mann Alvarado

Cómo aumentar la conciencia de uno mismo: Ejercicio de autoidentificación


Este ejercicio pretende ser una herramienta para aumentar la Conciencia de uno mismo y la capacidad para centrar nuestra atención de forma secuencial en cada uno de nuestros principales aspectos de personalidad, roles, etc.


Entonces nos volvemos claramente conscientes de nuestras cualidades y podemos examinarlas manteniendo el punto de vista del observador y reconociendo que el observador no es lo que observa.


En la forma que sigue, la primera fase del ejercicio (la desidentificación) consta de tres partes que tratan los aspectos físicos, emocionales y mentales de la conciencia. Esto conduce a la fase de autoidentificación. Una vez que se adquiera algo de experiencia con el ejercicio éste podrá ampliarse o modificarse según las necesidades, como se indicará más adelante.


Procedimiento


Coloque su cuerpo en una posición cómoda y relajada, y respire profundamente lentamente unas cuantas veces (ejercicios preliminares de relajación pueden ser útiles). Luego haz la siguiente afirmación, lenta y pensativamente:


"Tengo un cuerpo, pero no soy mi cuerpo. Mi cuerpo puede encontrarse en diferentes condiciones de salud o enfermedad, puede estar descansado o cansado, pero eso no tiene nada que ver con mi yo, mi 'yo' real. Valoro mi cuerpo como mi precioso instrumento de experiencia y de acción en el mundo exterior, pero es sólo un instrumento. Lo trato bien, busco mantenerlo en buena salud, pero no soy yo. Tengo un cuerpo, pero yo no soy mi cuerpo."


Ahora cierra los ojos, recuerda brevemente en tu conciencia la sustancia general de esta afirmación y luego centra gradualmente tu atención en el concepto central: "Tengo un cuerpo, pero no soy mi cuerpo". Intenta, tanto como puedas, darte cuenta de esto como un hecho experimentado en tu conciencia. Luego abre los ojos y procede de la misma manera con las siguientes dos etapas:


"Tengo emociones, pero no soy mis emociones. Mis emociones son diversas, cambiantes y a veces contradictorias. Pueden oscilar del amor al odio, de la calma a la ira, de la alegría a la tristeza, y sin embargo mi esencia, mi verdadera naturaleza, no cambia, "Yo" permanezco. Aunque una ola de ira pueda sumergirme temporalmente, sé que pasará con el tiempo; por lo tanto, no soy esta ira. Dado que puedo observar y comprender mis emociones, y luego aprender gradualmente a dirigirlas, utilizarlas e integrarlas armoniosamente, queda claro que no son mi yo, tengo emociones, pero no soy mis emociones”


"Tengo una mente, pero no soy mi mente. Mi mente es una valiosa herramienta de descubrimiento y expresión, pero no es la esencia de mi ser. Su contenido cambia constantemente a medida que abraza nuevas ideas, conocimientos y experiencias. A menudo ¡Se niega a obedecerme! Por lo tanto, no puedo ser yo mismo. Es un órgano de conocimiento con respecto tanto al mundo exterior como al interior, pero no es mi yo. Tengo una mente, pero no soy mi mente".


Luego viene la fase de identificación. Afirma lenta y pensativamente:


"Después de la desidentificación de mí mismo, el 'yo', de los contenidos de la conciencia, tales como sensaciones, emociones, pensamientos, reconozco y afirmo que soy un centro de pura autoconciencia. Soy un centro de voluntad, capaz de observar, dirigir y utilizar todos mis procesos psicológicos y mi cuerpo físico."


Centra tu atención en la realización central: "Soy un centro de pura autoconciencia y de voluntad". Intenta, tanto como puedas, darte cuenta de esto como un hecho experimentado en tu conciencia.

Como el propósito del ejercicio es lograr un estado específico de conciencia, una vez que se comprende ese propósito se puede prescindir de muchos de los detalles del procedimiento. Así, después de haberlo practicado durante algún tiempo -y algunos podrían hacerlo desde el principio- se puede modificar el ejercicio recorriendo rápida y dinámicamente cada una de las etapas de desidentificación, utilizando sólo la afirmación central de cada etapa y concentrándose en su realización experiencial.


Tengo un cuerpo, pero no soy mi cuerpo. Tengo emociones, pero no soy mis emociones.


Tengo una mente, pero no soy mi mente.


Llegados a este punto es valioso hacer una consideración más profunda de la etapa de autoidentificación en la siguiente línea:


"¿Qué soy entonces? ¿Qué queda después de haberme desidentificado de mi cuerpo, de mis sensaciones, de mis sentimientos, de mis deseos, de mi mente, de mis acciones? Es la esencia de mí mismo, un centro de pura autoconciencia. Es el factor permanente en el flujo siempre cambiante de mi vida personal. Es lo que me da una sensación de ser, de permanencia, de equilibrio interior. Afirmo mi identidad con este centro y me doy cuenta de su permanencia y su energía (pausa).


"Me reconozco y me afirmo como un centro de pura autoconciencia y de energía creativa y dinámica. Me doy cuenta de que desde este centro de verdadera identidad puedo aprender a observar, dirigir y armonizar todos los procesos psicológicos y el cuerpo físico. Quiero lograr una conciencia constante de este hecho en medio de mi vida cotidiana, y utilizarlo para ayudarme y dar cada vez más significado y dirección a mi vida."


A medida que la atención se dirige cada vez más al estado de conciencia, la etapa de identificación también puede abreviarse. El objetivo es ganar suficiente facilidad con el ejercicio para que uno pueda atravesar cada etapa de desidentificación de manera rápida y dinámica en un corto periodo de tiempo, y luego permanecer en la conciencia del "yo" durante el tiempo que desee. Entonces uno puede, a voluntad y en cualquier momento, desidentificarse de cualquier emoción abrumadora, pensamiento molesto, papel inapropiado, etc., y desde el punto de vista del observador imparcial obtener una comprensión más clara de la situación, su significado, sus causas y tener una forma más eficaz de afrontarlo.


Se ha descubierto que este ejercicio es más eficaz si se practica a diario, preferiblemente durante las primeras horas del día. Siempre que sea posible, debe realizarse poco después de despertar y considerarse como un segundo despertar simbólico. También es de gran valor repetirlo en su forma breve varias veces durante el día, volviendo al estado de conciencia del "yo" desidentificado. El ejercicio puede modificarse adecuadamente, según el propio propósito y las necesidades existenciales, añadiendo etapas de desidentificación para incluir otras funciones además de las tres fundamentales (física, emocional, mental), así como subpersonalidades, roles, etc., se puede comenzar con la desidentificación de las posesiones materiales. A continuación, se muestran algunos ejemplos:


"Tengo deseos, pero no soy mis deseos. Los deseos son generados por impulsos, físicos y emocionales, y por otras influencias. A menudo son cambiantes y contradictorios, con alternancias de atracción y repulsión; por lo tanto, no son mi yo. Tengo deseos, pero yo no soy mis deseos". (Esto se ubica mejor entre la etapa emocional y mental).


"Participo en diversas actividades y desempeño muchos roles en la vida. Debo desempeñar estos roles y voluntariamente los desempeño lo mejor posible, ya sea el papel de hijo o padre, esposa o esposo, maestro o estudiante, artista o ejecutivo. Pero Soy más que el hijo, el padre, el artista. Estos son roles, roles específicos pero parciales, que yo mismo estoy desempeñando, acepto desempeñar, puedo mirar y observarme desempeñando. Por lo tanto, no soy ninguno de ellos. Me identifico a mí mismo y no sólo soy el actor, sino también el director de la actuación".


Este ejercicio se puede realizar y se realiza de forma muy eficaz en grupos. El líder del grupo expresa las afirmaciones y los miembros escuchan con los ojos cerrados, dejando que el significado de las palabras penetre profundamente.


Ejercicio del Psiquiatra Italiano Roberto Assagioli, tomado de su libro "The Act of Will" (1974, Penguin Books, traducido por Andrés Mann)

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